sábado, 3 de marzo de 2012

A ella.

Paso por adorar,
segundo a segundo,
-86400 veces al día,
que hasta cuando duermo-
las caras de enfado
a empate con las sonrisas.
Empiezo por buscar
-y yo sé que siempre encuentro-
esa impertinencia de ojos azules,
que, un poco antes de discutir,
ya está perdonada.
Y me enamoro,
-en serio que menamoro-
de esas maneras que tiene,
ese no pasar de todo:
¡PERO CASI!
Repito que MENAMORO,
de sus sonrisas con arte,
de su mirarte y no verte,
de su tescucho y no teoigo...
y lo hago cada segundo.
Y que quien no tuvo una hermana pequeña,
quien no la hizo rabiar por el placer de reconciliarse,
se ha perdido mucho...
es algo que sé desde hace 10 años, 7 meses y 26 días.