sábado, 30 de octubre de 2010

Gris y rosa.


Y eran las tardes más grises, menos rosas.
Aquellas en las que, cuándo todos se habían ido, tú me acompañabas. En las que me veía yo como aquel que llamaba a sus amigos y al que todos le decían ahora no, estoy con mi novia. Pero sin llamar. Y sin esperar nada de ellos.
Y eran las tardes más limpias, con menos ilusiones y más realidad.
Aquellas en las que, ahora, en vez de pensar y quemarnos tanto las neuronas con tonterías, reímos. Reímos de lo que alguna vez fuimos sin querer e incluso de lo que quisimos ser. En las que sin dudarlo, sin mirar atrás ni depender. Sé que soy feliz.
Y eran las tardes más grises, menos rosas.
Y nunca las olvidaré. Para avanzar aprendiendo, sin engañarnos.
No obstante ahora, que son más rosas, menos grises.
Ahora puedo decir que las necesité para seguir adelante, que cada verdad que dolía y que afronté, vació mis recelos.
Ahora sé que soy dueña de mi todo, que seré capaz de ilusionar e ilusionarme, que no me dará miedo caer porque sabré levantarme.



Soy más yo, soy yo.
Sin miedos, adelante.

lunes, 18 de octubre de 2010

AMOR

¿Qué es?

¿Para qué sirve?

Entre los cinco y nueve años se refleja en un apuesto príncipe de un feliz cuento que un día tocará a tu puerta y te dirá: Cásate conmigo. Se te arrodillará, te pondrá un diamante y tú le dirás que sí. Os daréis un beso sin final. Luego la boda fantástica, los niños y una voz que dice en tu cabeza: Y vivieron felices para siempre.

Entre los diez y los doce es un juego. Te enamorarás de aquel que salió en televisión, o del otro que juega en el equipo de tu primo que es guapísimo y que una vez te dijo: Hola. Soñarás despierta cada día con que se acerca a ti y te da ese beso de cuento. Pero no te atreverás a hablarle. Y puede que a él le gustes también de esa forma abstracta. Y puede que sí sea ese príncipe azul. Pero no lo descubrirás porque jamás dirás una palabra a nadie y muchísimo menos a él.

Desde los doce hasta los quince el juego se convierte en algo más interesante. Cualquier indicio se convierte en una relación, presumiblemente fallida. Ayer te gustaba aquel, hoy te gustará otro, mañana uno diferente. Llorarás por todos, por el que te hace daño, por aquel al que no quieres hacer daño pero no puedes corresponderle, por el que te trata bien y por el que te trata mal. Intentarás llamar la atención de alguno, sino de más, desesperadamente; le quiero, dirás. Le quiero hasta que me quiera, entonces dejarás de quererle. En unos días, perderá la forma, el interés. Y entonces dirás, yo le quise mucho pero ya no. Ahora estoy de verdad de verdad enamorada de… sí, de otro más.

Pero es así, no se puede evitar. Tú lo llamas amor, otro química y yo simplemente no lo llamo.

Ahora bien, ¿después de ahí? Después de ahí no sé, ya se verá. Yo no sé más.




domingo, 17 de octubre de 2010

Sinceridad.


¿Cuántas esquinas te han visto darte un respiro de alquitrán?
¿Cuántas veces lo has negado?
¿En cuántas ocasiones notaste que estabas haciendo algo mal?
¿Cuántas de esas te echaste atrás?
¿Tantas son las copas que bajaron como agua?
¿Cuántas más de las que reconoces?
¿Cuántas camas, sofás, alfombras?
¿Cuántas mentiras, cuántas veces ocultaste?
¿Recuerdas todo lo que hiciste mal?
Pasamos toda nuestra vida intentando aparentar que somos ángeles, que no hacemos nada insano, que es la mejor, que no se puede tener más y no es verdad.

Se puede más siempre, aunque no se quiera.
He llegado a un punto donde mi vida es sinceramente imperfecta.

Y me encanta.

Yo no quiero nada más con esto tengo suficiente...



Pero si me quieres bajar la luna, ¿por qué decirte que no?
Pero si quieres ser mis despertares, mis anocheceres, mis tardes, mis horas tontas y mis minutos inteligentes, ¿por qué he de negarme?
¿Por qué pedirte que te alejes si te quiero cerca?
Pues no sé. Mucho lo hice ya.
¿Por qué?
¡Porque tenía miedo, ignorante!
No tengo miedo más, lo prometo. Te voy a dejar que hagas lo que te apetezca. Voy a dejar que entres en mi vida y que no salgas nunca más.
Solo prométeme que no vas a hacerme daño.
¿Lo prometes? Gracias.
AMOR, sé bienvenido.