sábado, 31 de diciembre de 2011

Realpesimismo 2011#

Una canción en la radio,
un libro que -sinquerer-,
una película pendiente
que decidiste ver...
estos días tiene todo un mensaje subliminal
(el que tú le quieras dar)
Sonó Lego House,
estoy leyendo Última oportunidad,
anoche vi 500 días juntos
y el único mensaje,
es que no hay mensaje.
¿Cambios drásticos?
Sí, los habrá hoy, y mañana,
y el 7 de agosto y el 14 de noviembre...
con cada decisión que tomes.
Puede que esté bien rememorar tus últimos tresseiscinco , pero...
¿Se acaba 2011?
Pues vaya.
Burocracia, excusa para hacer conciencia (o para perderla entre copas), quizá un día más...pero,
lo único seguro, es que confundiré la fecha en los exámenes hasta marzo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

#Unpocodebuenamúsica.


Sé que estás haciendote la loca y que piensas en mí, sé que es a mí a quién deseas cuando estás con él; porque soy tu otra mitad, la parte incompleta que siempre esperaste sentada...

domingo, 18 de diciembre de 2011

Feeling.

-Somos un par de egocéntricos- le dijo.

Y él miró a aquella niñata con esa mezcla de superioridad y asco con que miraba siempre. Se dio cuenta de que tenía razón, pero no iba a reconocerlo.

-Lo dirás por ti.
-Lo digo porque todos estos idiotas han tardado cinco segundos en intentar entablar conversación con algún desconocido y tú eres el único, además de mí, que lleva más de media hora en la barra; copa tras copa…
-Tú has venido a hablarme también.
-Con alguien tenía que compartir este espectáculo…
-¿No pensaste que no eres simpática?
-Tú tampoco lo eres.
-No me conoces.
-Da igual, sé que te gusta el whisky y que este no es tu ambiente.
-Entonces, ¿por qué estoy aquí?
-Ah, ¿tú tampoco lo entiendes?
-Me caes mal.
-Mientes.

¿Qué tenía? ¿Quince años? Pensó preguntarle por sus padres, pero  estaba demasiado cansado como para tratar de incordiar a nadie… Total, ahora le entretenía y al menos no llevaba la falda por encima del culo, posiblemente fuera la única en el garito…

-¿Quieres acabar en mi cama? – pensó que eso la espantaría.
-Aún no lo he decidido.

Sonrió con seguridad, solía hacerlo. Pero estaba desconcertado y ella lo sabía, sonrió también.

-¿Y si lo decido yo por ti?
-Vaya, al final si eres del montón, lo siento me equivoqué contigo, buenas noches.

Error. ¿Del montón? Eso era un reto.

-Quédate.
-¿Debería?
-No, no pegas aquí. Pero vamos fuera.
-¿A tu casa?
-¿Quieres?
-No.
-Pues lo dejamos para más tarde. Solo una vuelta en coche.
-Has bebido.
-Tú también.
-No voy a conducir yo…
-Qué responsable.
-Aprecio mi vida.
-Yo el riesgo.
-Adiós.
-Vamos.

Él no comprendió por qué; esa chica le gustaba, era una niña quizá, pero segura, llevaba las riendas, y quería pasar esta noche con ella. No se negaba un capricho, conseguía lo que quería, y no iba a hacer una excepción. 

Ella no comprendió tampoco; era un desconocido, se había acercado a hablarle, le había atraído. Llevaba casi veinte minutos observándole y él no le había dirigido media mirada, en lugar de saludarle, le habló con desprecio, tenía ganas de insultarle. Ella no comprendió por qué a la vez quería caerle bien, no entendía ni siquiera un poco por qué no se negaba rotundamente a acabar en algún camastro en diossabedónde, no sabía si tenía ganas. Ella no comprendió por qué, pero se dejó convencer y besar por aquel desconocido; se subió a su coche antes de saber su nombre…

-Marie – fue su tardía presentación.
-¿Francesa?
-Canaria, de madre bohemia.
-Adorable – se burló.
-¿No tienes nombre?
-A veces preferiría no ser nadie.
-No he dicho que lo seas, pero te llamarán de alguna manera…

La miró y no pudo evitar sonreír.

-Creo que empiezo a  odiarte. ¿Cuándo cumples dieciséis?
-Hace cuatro años, exactos.
-Carlos. Feliz cumpleaños, Marie.

Paró el coche.

-¿Qué haces?
-Ya hemos llegado a casa, querrás subir.

Y subió sin contestar, y, es cierto, hicieron el amor un par de veces sin hablarse, y casi sin recordar si tenían nombre, si tenían cara, casi sin recordar que estaban celebrando juntos sus cumpleaños… casi.

Understanding...

Tienes esa manera tan libre,
y tan tonta,
de darme largas
y de saberme a tus pies.

Tienes la cobardía
hiperrefléxica e hiperdesarrollada
y me das razones,
-y razono que tienes razón-

Tienes mil y un proyectos,
en los que no entro,
y, aún así,
lo intento.

Tienes la sonrisa
de ojos -casi- claros,
y el corazón,
al menos lo tienes.

Y aunque esté empeñada en enseñarte,
en hacerte querer, sé que, cuando te convenza,
cuando quieras querer -porque querrás querer-
no será querer-me.

Sé que, a veces, también te pica un poco eso de:
Y si...¿y si estuviera bien?
(Porque lo hemos hablado)

Somos dos.

Odio que puedas elegir por mí,
pero arriésgate, hazme el favor.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Shh..

Cuando tienes demasiado tiempo para reflexionar
lo mejor es mandar a callar tu cabeza,
sino, te espera la más dura de las paranoias
y se llama realidad objetiva.
Me gusta mentirme, decir:
Todavía pienso en ti y en mí -en nosotros-
Aunque ni siquiera sepa quién eres tú,
y mucho menos quién soy yo.
Pero, aún así, es cierto que pienso,
que tengo un buen par de megustarías
guardados en el desván,
y casi, casi los anhelo.
¡Qué injusto!
¿Por qué ellos aman y yo no?
Habría que entregarse
y eso, cuesta un trabajo.
Casi querríamos que fuera en callando,
espontáneo. Pero no, eh, no...
Habría que aprender, aprendernos,
saber qué, cuándo y cómo me necesitas.
Me preguntaste: ¿Estarías dispuesta?
Erraste en el condicional,
no me inspiras confianza.
Pregúntame: ¿Estás dispuesta?
Ya vuelvo a reflexionar.
¡Calla cabeza!
Al menos la mía es subjetiva
y, en cierto modo,
romántica...
y, en cierto modo, gracias.
Por alejarme de la realidad.

C'est la vie.

Al final, llegas un día un poco temprano
y te da tiempo para pensar;
¿qué tienes?
Una cama sin sábanas,
un futuro incierto,
un par de ejemplos de vidas perfectas
-entre las que no cuentas la tuya-
y dices: puedo hacer la cama,
omitiendo el resto,
que así es más fácil ¿no?
Sin reparar en lo que no sea
'necesidad inminente'
pero ¿quién maneja esa escala?
puede que tengas que hacer muchas cosas más INMEDIATAMENTE
y no las veas...
Y no te importa, no, no te importa...
y si no te importa a ti ¿a quién le importa?
Te detienes un segundo más y,
¡vaya! no le importa-importo-importas a nadie.
¡Crack! ¿Algo se rompió?
No, sólo es la realidad, que entró.
Pero échala fuera...
Es momento de pensar.
Que hace ya mucho,
mucho tiempo ya,
que confías en eso de evadirse:
dejar la mente en blanco.
Es hora de que pienses,
aunque más que en realidad,
optimistamente y feliz.
Futuriza.
Piensa: seré
y no: quiero ser.
Cree, cree en ti,
y te lograrás.

Desvaríos de un suicida.

He llegado a autocompadecerme de maneras que ni sospechas,
he herido mi ego y mi aura sólo para darme pena,
aunque he acabado por admitir que soy una egoísta irremediable.

Y lo peor, es que no me molesta,
aunque a veces me doy asco,
pero puedo vivir con ello.

He adormecido sentimientos con el fin de alimentar odios,
he negado hasta el fin que soy  capaz de sentir,
así, he renunciado a aceptar que te quiero desde el principio.

Y bah, día dramático,
no me levanto de la cama y te enfrento,
pero puedo vivir con ello.

He querido llorar cuando me ha dolido,
he intentado gritar todo eso más de una vez,
que: he fracasado tratando de olvidar que existo bajo esta roca.

Y, quizá haya empezado mal,
puede que mienta con cada palabra,
pero puedo vivir con ello.

He cruzado los límites de lo que quería ser y lo que era,
y, con eso, con eso sí que no puedo vivir.