miércoles, 6 de julio de 2011

Yo también los tengo.


¿Qué la frustración te hace grande?
Y una mierda -perdón- pero, y una mierda.
La frustración no abre puertas, el afán de superación no es tan bonito, ni tan fácil, trabajar para fracasar no tan divertido, ver para creer..sí, eso sí. Ver para creer y confíar en nadie más que en uno mismo. ¿Trágico? Eh, no me interesa, yo a ti no te juzgo. ¿Tú sí? Adelante. Si me importases, me importaría, pero no me interesa todo ese barullo que me entra en la cabeza si no puedo mejorar, dame un defecto -sé sincero- y ayúdame a corregir, no hables por hablar sin saber lo que hay aquí. Es cierto, la frustración no abre puertas, y lo peor, es que cierra ventanas.
Te cierra la posibilidad de escupir lejos y te echa todo arriba.
Y al final es lo tuyo -¡qué se enreda de una manera!- lo que te impide ser, y no digo feliz, sino ser. Y es lo tuyo lo que en pequeñeces se hace grande y solo obliga a dar patadas, y acabas viendo tantas derrotas juntas, muchas, demasiadas, que olvidas que has logrado más. Es lo tuyo lo que te quita esa seguridad que tan -sí, también-, tan tuya era.
Pero hay días así, y más nada, y si no tienes a nadie, peor para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario