jueves, 8 de diciembre de 2011

Shh..

Cuando tienes demasiado tiempo para reflexionar
lo mejor es mandar a callar tu cabeza,
sino, te espera la más dura de las paranoias
y se llama realidad objetiva.
Me gusta mentirme, decir:
Todavía pienso en ti y en mí -en nosotros-
Aunque ni siquiera sepa quién eres tú,
y mucho menos quién soy yo.
Pero, aún así, es cierto que pienso,
que tengo un buen par de megustarías
guardados en el desván,
y casi, casi los anhelo.
¡Qué injusto!
¿Por qué ellos aman y yo no?
Habría que entregarse
y eso, cuesta un trabajo.
Casi querríamos que fuera en callando,
espontáneo. Pero no, eh, no...
Habría que aprender, aprendernos,
saber qué, cuándo y cómo me necesitas.
Me preguntaste: ¿Estarías dispuesta?
Erraste en el condicional,
no me inspiras confianza.
Pregúntame: ¿Estás dispuesta?
Ya vuelvo a reflexionar.
¡Calla cabeza!
Al menos la mía es subjetiva
y, en cierto modo,
romántica...
y, en cierto modo, gracias.
Por alejarme de la realidad.