jueves, 8 de diciembre de 2011

C'est la vie.

Al final, llegas un día un poco temprano
y te da tiempo para pensar;
¿qué tienes?
Una cama sin sábanas,
un futuro incierto,
un par de ejemplos de vidas perfectas
-entre las que no cuentas la tuya-
y dices: puedo hacer la cama,
omitiendo el resto,
que así es más fácil ¿no?
Sin reparar en lo que no sea
'necesidad inminente'
pero ¿quién maneja esa escala?
puede que tengas que hacer muchas cosas más INMEDIATAMENTE
y no las veas...
Y no te importa, no, no te importa...
y si no te importa a ti ¿a quién le importa?
Te detienes un segundo más y,
¡vaya! no le importa-importo-importas a nadie.
¡Crack! ¿Algo se rompió?
No, sólo es la realidad, que entró.
Pero échala fuera...
Es momento de pensar.
Que hace ya mucho,
mucho tiempo ya,
que confías en eso de evadirse:
dejar la mente en blanco.
Es hora de que pienses,
aunque más que en realidad,
optimistamente y feliz.
Futuriza.
Piensa: seré
y no: quiero ser.
Cree, cree en ti,
y te lograrás.