viernes, 17 de diciembre de 2010

Una vez,


Dos, tres o más me ha pasado.
Con esos bolsos o carteras que has dejado de usar durante un tiempo. Sí.
Seguro que a ti te pasa, lo coges porque hoy te pega y te das cuenta de que allí quedaron muchas cosas, no lo vaciaste bien y lo abres y piensas: Seré despistada..y miras qué clase de chucherías dejaste dentro.
¡Anda! Yo siempre buscando Kleneex y los tengo siempre en el bolso que no llevo.
Pero mira dónde estaba el jodido carmín y aquellos pendientes que me quité una vez porque eran pesados..espera y eso ¿dónde fue?
Coño, ¡ya! aquella vez que salí con aquel que conocí en..
¡Hostia! mi pañuelo. Y te acercas y lo hueles, por inercia más que por esperar un olor concreto, pero sí lo lleva. El de su perfume. Espera, ¿El de quién? Pues no sé, pero era agradable..
Entonces, acabas por darte cuenta de que un bolso guarda algo más que lo que tiras dentro, de que a lo mejor estuvo contigo en el momento más importante y que ahora es parte de ese recuerdo..
Yo llevaba este bolso la primera vez que le vi, cuando nos conocimos y llovió, aquel día que mi hermana y yo corrimos como dos locas por la calle para no mojarnos o simplemente fue este el bolso que cayó al suelo en nuestro primer beso.


Y te echas a reír y dices: ¡Sólo es un bolso!
Pero cuántos recuerdos te ha evocado para ser, solo eso, un bolso

No hay comentarios:

Publicar un comentario