Me dijo: No te rindas jamás.
Y jamás dejé de hacerle caso.
Y jamás dejé de hacerle caso.
Porque no es una opción.
Porque después de fracasar y caer, siempre tienes la posibilidad de levantarte, de tirar con fuerza y seguir. Porque alguien habrá que decida ayudarte a volver. Pero si te dejas caer, todo está decidido, si no vas ni a intentarlo, si te has rendido, no hay vuelta de hoja. Vale más el saber que hiciste todo y no conseguiste nada que el mismo hecho de conseguir.
Estará todo perdido en un mundo en el que no tengas la valentía de decidir perecer en el intento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario