sábado, 11 de diciembre de 2010

Nunca.


Me dijo: No te rindas jamás.
Y jamás dejé de hacerle caso.
Porque no es una opción.
Porque después de fracasar y caer, siempre tienes la posibilidad de levantarte, de tirar con fuerza y seguir. Porque alguien habrá que decida ayudarte a volver. Pero si te dejas caer, todo está decidido, si no vas ni a intentarlo, si te has rendido, no hay vuelta de hoja. Vale más el saber que hiciste todo y no conseguiste nada que el mismo hecho de conseguir.

Estará todo perdido en un mundo en el que no tengas la valentía de decidir perecer en el intento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario