domingo, 8 de septiembre de 2013

Valiente si te lo digo.

Tengo un poema en la puerta de la nevera,
que nunca leo por falta de agallas,
porque he olvidado cómo curarme
y sé que va(s) a doler.

-encima cobarde, que el desastre emocional ya lo tenía asimilado-

Guardo en el bolsillo trasero 2500km de huida
y una servilleta arrugada,
porque tú aún no lo sabes,
pero vuelvo.

-y no precisamente por valiente-

Vivo en un cuarto con ascensor
pero subo por las escaleras
por si recuerdo que no estás,
me siento atrapada,
y necesito correr.

-ya no lo repito más: cobarde-

Bailo con dos pies izquierdos,
sin música,
sobre mis recuerdos felices;
y sí, los piso,
pero tampoco duele tanto
porque al menos los he tenido.

-me callo-

Creo que sé muchas cosas,
desde que te fuiste,
aunque no tenga ni puta idea
de por qué te puse las maletas en la puerta
en lugar de tirarte el corazón por la ventana.

-COBARDE-

Habloescribo demasiado,
cuando, la verdad,
hay poco que decir de mí.

No sé,
que estoy más guapa cuando duelo
y la mitad de lo que siento me lo callo,
por cobarde.