Dijo no sé qué de echarle sal a las heridas y bailó casi sin pisarme,
hizo bromas tristes y nos reímos por inercia,
jugó a taparme los ojos y adivina quién soy, aún cuando no había nadie más en kilómetros,
rozó la perfección con las pestañas,
prometió no creer en promesas..
me enamoré como nunca y me escapé como siempre.