sábado, 13 de abril de 2013

COBARDÍAS Y PÉRDIDAS.

-Entonces has venido a decime que hay otro ¿es eso, verdad? No, no hace falta que respondas, lo sé..hace tiempo que no me encuentro en tus poemas y te conozco como para saber que no eres nada que no escribas y nada es tuyo si no lo escribes, te vas eh..¿estás enamorada? Ya, ya, si la verdad es que lo sé, te lo veo en la sonrisa, y te has cambiado los pendientes..vaya. Supongo que debí esperarlo, eres libre, es algo que entendí la primera vez que respiraste cerca de mí. No quería enamorarme ¿sabes? Pero entonces me miraste y bueno..pero tú le quieres ¿y él, lo sabe? No, prefiero no saberlo. Pero te querrá, es imposible no quererte. Y te prometerá mil cosas y tú a él, y las cumpliréis. A mí nunca me prometiste nada, aunque claro, nunca te enamoraste de mí, y lo comprendo..apenas toco la guitarra, canto fatal, no es demasiado para ofrecer. No, no te lo recrimino. Quiero que seas feliz, pero yo sí te prometí ¿recuerdas? Joder, qué voy a hacer con eso. Intentar olvidarte será como borrarme un poco cada día, me va a sobrar cama, me faltarán ganas..no sé. Inténtalo. Vive, envíame una postal cuando se te enfríe el café, recuérdame por favor, sólo un poco ¿es demasiado pedir? ¿y un último beso? No. Sé que no, no es otro más..no lo harás, por él. Está bien, vete. El resto de tu vida te espera, tengo que reconstruir la mía..

Todo eso había pensado decirle. Hacía demasiado tiempo que lo sabía y ella había grabado 'tenemos que hablar' en su buzón. Al principio, pensó que iba a romperse en mil pedazos, luego recordó todas las señales.
No podía decir que no lo había advertido. Ella era así, él sólo tenía que entenderla y casi estar agradecido por el tiempo que habían pasado juntos.
Decidió que debía despedirse, intentar parecer entero, ella no se merecía que la hiciera sentir mal. Pero llegó el momento y cuando la tuvo delante no fue capaz..
-Me voy, he venido a decirte que me voy -fue su escueta forma de acabar con todo.
-Adiós, que te vaya bien -pudo articular él con más esfuerzo del que esperaba necesitar.
Y allí, en un ni mirarse, quedó todo.
La tosca manera que él había tenido de entender que empezara a hablar de amor en sus poemas, el sentirse traicionado y alejarse.

Allí quedó, en la basura, la estupidez de ella al huir antes de reconocerle que estaba loca por él.
Eran dos imbéciles jodidamente enamorados que prefierieron no entenderse por miedo a..tal vez, si se hubieran mirado.