sábado, 4 de febrero de 2012

Arrebato de valentía.

-No me puedo creer que haya pasado tanto tiempo: las 11:11.

Adoro los capicúas -las horas dobles- tengo una superstición algo excéntrica y macabra pero muy personal con las 7:12 de la mañana... los duodécimos días de cada mes, si son jueves, me parecen la perfección (y eso que siempre vienen a juego con un bonito viernes trece) Y no me creo que sea tan tarde y que -aún- no tenga fuerzas para levantarme de la cama:
Esta monotonía me está matando..

Es que ¡ ME PARECE INCONCEBIBLE QUE NOS HAYAMOS PERDIDO POR LA PEREZA DE BAJAR LAS ESCALERAS PARA ENCONTRARNOS ! Es que...esta fiebre de viernes noche -metafórica pero literalmente- lleva tu nombre, y no se baja con medicamentos.

Y es tarde en su sentido más extraño...y por la ventana entra demasiada luz como para seguir durmiendo. Necesito que alguien me empuje, que le ponga un motor a mis frenos y que, a golpe de cachetones si hace falta, me levante de la cama y menseñe la vida; que susurre quesbonita... y que se vaya como vino -por eso de tener recuerdos poéticos antes de que se conviertan en amargos...

Al final, todos los días, me hago las mismas preguntas, para acabar levantándome desganada y sin respuestas como al principio: ¡ ESTA MONOTONÍA ME ESTÁ MATANDO ! -grito.
Y nadie me escucha.

Muchas veces no sé de qué narices estoy hablando, a pesar de tener pleno conocimiento de lo que estoy diciendo...esta es una de esas veces. En realidad, es la monotonía de un segundo plano un poco perdido en una vida sin rutina y, mejor que no me explique, porque no lo entenderías. En realidad: nisiquierayolohago, pero te lo susurro rápido y bajito, para que no decaigan mis seguridades y te sigo hablando con ese tono tan de nerd que detestas pero que hace que confíes en mí.

-No me puedo creer que haya pasado tanto tiempo, no. - repito en voz alta. Resistiéndome a creerlo.

Y miro a quien tengo al lado en el momento equivocado, que no sabe de qué hablo, y pienso en lo mucho que me gustaría que fueras tú; que me hubiera gustado echarte de menos mucho antes, mucho antes de que fuera tarde y no hubiera vuelta atrás. Pero no pudo ser.

Me levanto. Salgo -casi corriendo- y sin explicaciones. Me voy.

-....y ya ves, aquí estoy, con el orgullo por el suelo, recogiendo mis pedazos, pegándolos con poco acierto y mucho esfuerzo, aún sin poder aceptar todo el tiempo que ha pasado y que ni tú, ni yo, nos hayamos echado de menos o, al menos, que no lo hayamos dicho. Me parece tan inaceptable, que me niego...

#willcontinue.