martes, 7 de febrero de 2012

#14+

Era alto, chulo, chulo y alto, o quizá que yo me sentía pequeña.
No sé, pero era un puto borracho y sabía mi nombre.
De verdad no lo entiendo.
Pero me lo dijo;
repitió mi nombre con su sucia voz de borracho,
melosa, por la caña de azúcar,
y borracha por el ron.
Sólo lo dijo una vez y, menos mal, porque estuve a punto de enamorarme de él.