Y siento sentarme y sentir, de veras.
Siento que otra vez caiga al suelo mi pantalón y mi vergüenza, hoy llena de arena.
Me pido perdón por perder, por abandonar la lucha, porque hace tiempo me ronda una idea: Puedo olvidar y no quiero, me empecino.
Odio la derrota, de siempre. Como aquel niño que quiso lanzar la última bola de nieve, o como quien con un esguince terminó el partido y perdió. Duele más cuando pusiste todo; perder con esta parte mi esfuerzo físico, mi psíquico y mucho de mi seguridad.
Y caer, odio caer porque no sé si sabré levantarme esta vez; no sé si sabré gritar y romper el cielo; no sé si podré patalear hasta que tiemble el suelo.
Puto cataclismo.
Y en este astigmatismo continuo de no querer ver lo que tengo a un milímetro, él me puso lentillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario