Esto no es un poema triste de amor,
es la historia de un hasta y un nunca
que no se quieren encontrar
'no te quiero ni ver'
o 'no te quiero olvidar'
y los veinticinco portazos
que preceden a los veintiséis reencuentros;
las diecisiete llamadas perdidas
y ese mensaje de 'aún te espero'
la vez que dejé el móvil en casa
porque salí corriendo a buscarte.
Esta es la historia del orgullo y las ganas
peleando en el rellano,
para subir la escalera
pero nunca de la desidia.
Es la canción que nadie va a escribirte,
porque no es triste
-ni siquiera habla de amor-
pero no hace falta.
Estos somos nosotros,
que somos los de siempre
y no somos nada,
ni nadie,
ni queremos:
pero no te vayas.