domingo, 26 de agosto de 2012

Simpleplan.

Guardo algo para ti en una bolsita roja, pero sólo te lo daré cuando me vaya. Funciona así:

-Sonrío. Digo 'no lo abras hasta que llegues a casa, dentro de cuatro años me lo devuelves'. No aguantas y en cuanto me doy la vuelta miras qué hay. Puede que te sorprenda, en el mejor de los casos quizá hasta te acuerdes de la primera vez que lo viste. Mierda, no te quiero dar pistas. Me voy. A veces, sin querer, tropiezas con la jodida bolsita roja por tu cuarto. Me recordarás, me odiarás un poco. Mirarás a la de turno y dirás  'no es ella'. Antes del fin de un chasquido de dedos, estaré de vuelta. Cuando te des cuenta ya no lo tendrás (mas me tendrás) y estaremos en medio de la nada, a donde vamos 'cuando estemos juntos'. 

O al menos, esa es la idea...

Por ahora, la llevo en el bolso, con una mezcla de 'quizá no lo recuerde' y 'me va a recordar por cojones'.
No tengo miedo a nada, aunque no me creas.

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