jueves, 12 de noviembre de 2015

Entropía

Estoy aprendiendo a ver mi película favorita sin desear que vuelvas en cada fotograma.
Mi psiquiatra dice que todo el mundo sobrevive a una ruptura.
La próxima vez que me manche la camisa con helado me reiré muy alto y diré que soy feliz.
He vuelto a soñar contigo siendo nosotros y al despertarme casi había olvidado que eres idiota.
La ausencia de pesadillas significa que te estoy olvidando. Lo escribo para no olvidarlo.

Según mi planning emocional no me tocará echarte de menos hasta la próxima luna creciente.
Y pienso cortarme el pelo para enfadarte aunque no te enteres.

Creo que estoy conociendo a alguien. Pero en realidad aún no me conozco a mí misma.
Quizá la solución al vacío sea dejar de intentar llenarlo.
Andrés no me ayuda y te juro que no vuelvo a ir a un concierto de Funambulista.
Te estoy escribiendo cosas inconexas para que quede claro que quiero romper nuestros lazos.
Soga al cuello incluida.

He guardado tus cosas en una cajita con el nombre de otro porque yo también puedo serte infiel.
Te he dejado hacerme cosquillas mientras pensaba en qué cintura habrías tenido las manos antes.

Creo firmemente en que todos tus motivos para creer eran chantajes emocionales al más sucio estilo kamikaze.
Como si elegir no morir por ti hubiera sido una blasfemia:
-Si no sangras no me has querido, decías.

Esta vez no pienso pensar en si sigues leyendo lo que escribo para que no leas, porque esta vez de verdad lo escribo para que no leas.
Maquiavélico ha empezado a parecerme una canción cruel y ya no veo nada romántico en odiar nuestros sitios especiales.
Me parece que estoy más guapa sin ti y ya no necesito que nadie me lo diga.

Sonrío más conmigo.
Esto sólo es la excepción que confirma que he abandonado mi manía de hacer listas para todo.
Esto es todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario